Cada vez que abordamos un rebranding, lo hacemos desde el respeto a la marca. Y así fue como lo hicimos con Rambala, una marca de alimentos para perros y gatos, basados en la dieta BARF, compuesta de alimentos crudos. Esta marca vino a nosotros con un gran producto y un buen posicionamiento pero con la pata coja estaba en la parte visual. El encargo era hacer que la marca se viera tan pro como el producto que habían logrado crear. Y en eso nos enfocamos.

En todo caso, lo más importante fue ganarnos su confianza. Cada vez que hacemos un rebranding estratégico planteamos dos rutas de evolución, una más natural y otra más drástica. Más que obligarlos a decidir si querían que el cambio fuese más o menos drástico, hicimos juntos el camino de decidir, probar y comparar con dos rutas gráficas distintas cuál era la que más les convenía. Decidimos juntos que la marca tenía bastante oportunidad para cambiar y convertirse en una marca más icónica de lo que era.

Una evolución que impactó en las góndolas

Nos fuimos por un cambio drástico pero responsable y conectado con la esencia de la marca. No queríamos que los usuarios que ya compraban los productos de la marca se olvidarán o se confundieran. Rescatamos los códigos visuales más notorios como el uso del color como fondo, la tipografía condensada y fuerte y las ventanas de los empaques para que se siguiera sintiendo que era la misma marca. Pero con un cambio visual potente.

Rambala tenía un símbolo para la comida de perros y otro para la comida de gatos pero ¿qué pasaba cuando firmaba Rambala para gatos y perros? no tenían un logo que funcionará para ambos. Encontramos una oportunidad generando un logo con un contenedor que fuese potente visualmente y jugamos con lo que tienen en común perros y gatos: el hocico. Nos apropiamos del hocico e hicimos una síntesis gráfica que cualquiera pudiese dibujar y la convertimos en un sello icónico fácil de recordar.

Además la marca tenía que sentirse más simpática. Porque por un lado, tenemos el concepto de perrhijo/gathijo que responde al amor y al cuidado que los dueños le dan a sus mascotas como parte de la familia. Y por otro lado, Rambala se preocupa mucho por darle los mejores beneficios a las mascotas, a través de insumos de mucha calidad. Había que transmitir ese cariño y esa dedicación en los empaques sin perder la solidez ni la iconicidad.

Otro reto a nivel gráfico fue crear una unidad visual que representara a todos los productos de su portafolio para que todos se sintieran parte de la misma familia, a pesar de ser de sabores y tipos distintos.

Finalmente, logramos un impacto visual en góndolas significativo, hoy es un producto que destaca un montón. Cada sabor tiene un color pero todos se identifican fácilmente como parte de la misma familia.

El packaging es lo que te permite hacer evidente que tu producto no es uno más del montón, cuando una persona está en un supermercado ve algo que le llama la atención se acerca, lo toca, lo mira y se fija en los detalles, estás mucho más cerca de que se anime a comprarlo.